martes, 5 de octubre de 2010

Mañana del 2 de Diciembre de 1999

En todos los diarios vuelve a aparece mi cara y me califican como peligroso, pero en este puto mundo nadie mira a nadie y aquí estoy, sentado en una terraza del Zocodover, tomando el sol mientras miro como una mujer, gorda y de unos 40 años, atraviesa la plaza para ir a meterse en un callejón.

Mañana volveré a sentarme aquí a la misma hora y veré si Teresa - le he puesto ese nombre como podría haberle puesto cualquier otro - vuelve a pasar. Si mañana pasa a esta misma hora, es seguro que pasado mañana será la última vez que lo haga.

Me aburre la vida, no hay estimulo en verla pasar si no la subrayas con dolor. Por eso tengo que coger mi navaja,  hacerme cortes en el antebrazo, sentir como se rasga la carne, ver como sangra y ver como poco a poco la herida deja de verter sangre.

Luego me bajo la manga porque en los cortes sí que se fija la gente.

PD: Tengo que afilar la navaja o comprar otra, esta tiene el filo romo y más que cortar desgarra. Aunque a las víctimas no les importe a mí me gustan los trabajos bien hechos y los tajos limpios.

Escrito en Toledo en la mañana del 2 de Diciembre de 1.999

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